Uno de los elementos arquitectónicos que forman parte del patrimonio histórico del Autòdrom y que se rehabilitarán con el proyecto de recuperación del espacio son los antiguos boxes del circuito que datan, como él, de 1923. El estado prácticamente original y virgen en el que se encuentran y el hecho de que sean un espacio único en su género, lo convierten en un elemento de arqueología industrial automovilística sumamente interesante dentro de los circuitos históricos o actuales del mundo.
En aquel momento, hace casi 100 años, había dos espacios concretos para la actividad frenética de las carreras. La más activa y trepidante se situaba frente a las graderías y constaba de un simple parapeto con una ventana grande para el servicio en pista y por coche, repostado de gasolina, mecánicos, cambio de bujías, ajustes de carburación y, como ahora, cambio de neumáticos. Este lugar, hoy desaparecido, estaba donde hoy existe la báscula de pesajes y prácticamente a la misma distancia de ésta a la pista.
El segundo espacio, que es el que aún se mantiene en pie hoy en día, está junto al de servicio en pista y corresponde a los paddocks o cuadras y boxes. Este espacio estaba previsto para intervenciones de más largo alcance o como simple garaje de los coches de carreras, de clientes asiduos o escuderías de aficionados importantes.

Estas imágenes nos informan del espacio histórico. Las dos naves de boxes son idénticas, copia exacta de los que existen en Monza. Sólo ha llegado virgen a nosotros una, la del lado norte.
En la siguiente fotografía, que corresponde a los entrenamientos oficiales de la inauguración del Autòdrom, se puede observar que se están construyendo los boxes, de ello se deduce que se hicieron también en un tiempo récord. En aquel momento había ya una gran actividad en el circuito.









