el autódromo, más que un circuito

El Autòdromo, desde el siglo XIV

Algunos edificios ya existían, como por ejemplo Can Sidós o el Clot dels Frares. Otros fueron construidos al mismo tiempo que la pista, durante 1922-1923. Dentro del proyecto de revitalización del espacio, todos los edificios, actualmente en muy mal estado, serán restaurados y reaprovechados para darles una nueva vida.

La tribuna es uno de los elementos arquitectónicos más destacados y característicos del Autòdrom. Proyectada por Josep Maria Martino, su construcción se realizó en solo cuatro meses y estuvo perfectamente ideada para facilitar la observación de las carreras por parte del público. Orientada al norte para evitar las molestias del sol, las gradas ofrecían una visión privilegiada de lo que sucedía en la pista.

Inicialmente, el proyecto preveía levantar dos tribunas, pero las dificultades económicas de la empresa impidieron culminar la segunda, de la que se mantiene todavía intacta la estructura de la base. La tribuna finalmente levantada constaba de tres cuerpos y disponía de cuatro palcos, dotados de todo tipo de comodidades: comedor, calefacción, sanitarios…

Su diseño fue especialmente moderno y las características conservan notables paralelismos con otras estructuras de la época, como la antigua tribuna del desaparecido estadio de Sarrià, en Barcelona (también de 1923), o el Artemio Franchi de Florencia (de 1930). En los años sesenta, cuando el Autòdrom se convirtió en una granja avícola, la parte trasera se cubrió para instalar oficinas y adaptarla a la producción del momento.

LA TRIBUNA

El proyecto de reapertura del Autòdrom prevé recuperar la estructura tal como se diseñó y realzar su valor novecentista. En los últimos años ya hemos llevado a cabo los primeros trabajos de reparación, que han permitido, al mismo tiempo, adaptarla como escenario de presentaciones, sesiones fotográficas o incluso rodajes de videoclips.
Can Sidós, el mirador de l’Autòdrom Terramar

Can Sidós

A pocos metros de la entrada de la curva norte, nace un pequeño camino de tierra rodeado por albaricoqueros que conduce hasta la entrada de una majestuosa masía de estilo ampurdanés: Can Sidós.

Pese al desconocimiento sobre el origen de esta estructura, se deduce que fue construida en el siglo XVIII y ampliada posteriormente en el siglo XIX. Su ubicación hace de Can Sidòs un espacio privilegiado: construido sobre una colina, es el punto más elevado del circuito y ofrece una bonita panorámica del entorno. Es por esta razón que ha sido conocido, históricamente, como “el mirador”.

Quieres saber más detalles sobre este espacio? Te los contamos en este artículo dedicado a Can Sidós.

Una de las joyas olvidadas del circuito, el Clot dels Frares. A pesar del desconocimiento sobre cómo fueron sus inicios, encontramos las primeras referencias escritas datadas del siglo XIV. Posteriormente, alrededor de los siglos XV y XVI, se construyó la masía u la torre adyacente que encontramos actualmente.

Su origen está estrechamente vinculado al ámbito religioso, dado que el edificio perteneció a la orden religiosa de la Compañía de Jesús, recibiendo así el nombre de “Clot dels Frares”. Finalmente, el vínculo que unía el espacio al ámbito religioso llegó a su fin a principios del siglo XX, cuando fue vendido a Francesc Armengol, promotor del Autòdrom de Terramar.
Descubre los detalles de la historia que se esconde detrás del edificio del Clot dels Frares.

Clot dels Frares

En el interior del Autòdrom de Terramar, a pocos metros de la masía de Can Sidós, se encuentra el edificio Champion. Una estructura que, a lo largo de la historia, ha sido protagonista de algunas leyendas populares. Una de ellas deriva de su nombre, y explica que la histórica marca norteamericana Champion tuvo una fábrica de pistones en el Autòdrom deTerramar.

Aunque esta leyenda no sea cierto, lo que sí podemos afirmar es que el verdadero origen de este edificio lo seguimos encontrando en su nombre, “Champion”. Para descubrir la historia, tenemos que viajar hasta princpios de los años 1930, poco después de que el célebre conde Edgar Von Morawitz adquiriera el Autòdrom de Terramar y fundara la razón social Construcciones Mecánicas Campeón. El anglicismo “Champion”, con el paso del tiempo, se acabó imponiendo sobre el término original.

Te invitamos a leer el artículo dedicado al edificio Champion para descubrir los detalles de la historia.

El estado casi original y virgen en el que se encuentran los boxes, unido al hecho de que se presenten como un espacio único en su género, lo convierten en un lugar de arqueología industrial automovilística sumamente interesante.

Los boxes forman parte del patrimonio histórico del Autòdrom de Terramar, y años atrás fueron uno de los escenarios principales en los que algunos personajes destacados de la Barcelona de principios de siglo crearon una auténtica atmósfera “racing”.

Sigue descubriendo la historia de este espacio y su evolución a lo largo del tiempo en el artículo dedicado a los boxes del Autòdrom de Terramar.

Los boxes

¿Cómo era la cantina del Autòdrom en los años veinte? 1

La cantina

La cantina fue construida exclusivamente para el personal de caballerizas y de los boxes. Únicamente hacían uso de este espacio los mecánicos o bien los propietarios de los coches que albergaban los boxes y que estaban a punto de salir a pista. Por lo tanto, a diferencia de los circuitos que encontramos actualmente, este espacio estaba cerrado al público y fue exclusivamente para el personal de caballerizas y de los boxes.

Como era esta cantina en los años veinte? Te explicamos cuáles fueron los materiales utilizados para la construcción de este espacio, así como el estilo que se siguió para construirla, en el artículo dedicado a la cantina del Autòdrom de Terramar.